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TDAH Uruguay - Psicoterapia y Coaching

Ansiedad - Depresión - TDAH. Prof. Fernando Bryt - Psicólogo

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Por lo menos uno de cada 20 niños y adolescentes (3-7%) sufren el Trastorno por deficit de atención con o sin hiperactividad - TDAH. Por estadística, por lo menos hay un niño con TDAH en cada aula de educación primaria, si el numero de alumnos es igual o mayor que 20. Siendo el transtorno mental más frecuente en niños en edad escolar.
Está caracterizado por un desnivel en la capacidad de atención y regulación motora; que les causa dificultades para mantener la atención constante en una tarea prolongada, como atender en clase, hacer los deberes o al tener que escuchar a los adultos.
Frecuentemente estos niños se olvidan de sus cosas, dirigen la atención hacia otras actividades antes de terminar una tarea o tienen dificultad para permanecer sentado.
Hay niños predominantemente inatentos, que no manifiestan hiperactividad y los hay predominantemente hiperactivos.
La falta de regulación de la actividad motora (hiperactividad) va relacionada con la dificultad de pensar antes de actuar: Impulsividad.
Conductas impulsivas, como cruzar la calle sin mirar, contestar antes de que se termine de preguntar, no esperar turno, golpear a sus compañeros cuando lo que quiere es jugar y otras conductas de riesgo en las que parece no medir el peligro.\
  El TDAH es un trastorno mental con importante impacto psicosocial.

Estos niños eran antes los maleducados, los peleadores los insoportables, los mocosos, incluso hoy antes de ser diagnosticados son etiquetados con estos calificativos ya que su comportamiento es bastante molesto en casa y en la escuela. Los niños predominantemente inatentos dan la imagen de niños bobos, sin embargo su problema nada tiene que ver con falta de inteligencia.

Suelen ser inteligentes y creativos. Sin embargo a menudo fracasan en la escuela. 
Los padres se sienten angustiados y culpables, han hecho todo lo posible, han probado distintos métodos y nada parece funcionar. Las maestras se sienten muchas veces frustradas con niños que parecen no estar interesados, no seguir las instrucciones y que desorganizan la clase.

Si bien es un transtorno de origen neurobiologico es categorizado dentro de los transtornos mentales, por las implicancias del síndrome en el comportamiento y en la construcción psíquica del sujeto.


Los niños construyen su identidad y su autoestima a partir de lo que le reflejan los demás de sí mismo. El niño con TDAH, recibe del medio una imagen negativa, él mismo se considera malo, al tiempo que descubre que eso le trae también algunos beneficios, como el miedo de sus compañeros o sus risas cuando adopta el rol de payaso.


Es importante diferenciar la agresividad (intención de hacer daño) de la impulsividad (dificultad en controlar sus impulsos). Su impulsividad los hace estar siempre metidos en líos y peleas.


Muchos niños impulsivos son catalogados de agresivos, causándoles de esa forma un daño considerable a su personalidad. Si no son comprendidos y debidamente tratados, estos niños terminarán siendo realmente agresivos por los continuos ataques que reciben y por su identificación con el rol del malo asignado por los adultos y otros niños.


El pronóstico sin tratamiento no es bueno, derivan en trastornos de conducta, trastornos depresivos y consumo de sustancias. Con tratamiento, en el que participan padres y maestros, existe mejoría, principalmente en los síntomas asociados, a la vez que mejora la calidad de vida familiar.

Comorbilidad

La comorbilidad está dada por otros trastornos que coexisten con el TDAH o que son provocados por éste en la evolución del mismo. Los trastornos asociados empeoran dramáticamente el pronóstico, por lo que hay que atender a los elementos pre-disponentes como: Desmoralización (el niño sufre el rechazo de sus compañeros y sus fracasos académicos y sociales, baja-autoestima, construcción de identidad negativa o inestable (“soy malo”, payaso), aparición de mentiras y engaños, elementos de inseguridad y ansiedad y crisis en el funcionamiento familiar.


Tabla I Comorbilidad del TDAH
60%
Trastorno negativista-desafiante
20 – 40 %
Trastorno de conducta disocial
20 %


Tratamiento multimodal
Existe consenso entre los profesionales de la salud mental sobre el trípode terapéutico:

1. Tratamiento psicológico


2. Psico- educación (información al niño, a los padres y al maestro sobre las características del trastorno y pautas educativas específicas)


3. Psico-fármacos



Medicalizar el TDAH es tan grave como Psicologizarlo


Si bien los síntomas nucleares del TDAH se pueden controlar con medicación de forma paliativa y coyuntural, los problemas psicológicos asociados frecuentes en la evolución no tanto.


Tienen menos incidencia biológica, como la baja autoestima, la desmoralización, la construcción de una identidad disfuncional (tomando el rol de payaso o peleador en los hiperactivos-impulsivos o de tonto en los distraídos) la ansiedad o los trastornos de conducta, donde está implicada la identidad del niño. 

Y la identidad y la autoestima no se pueden medicar. La modificación ambiental (familia - escuela), la alianza terapéutica y la aceptación del propio paciente de sus características neuro-psicológicas no se resuelven con medicación. 


Comenzando con un tratamiento psicoterapéutico que tenga un lineamiento estratégico la evolución es mejor.


Algunas de las conclusiones de estudio MTA a 36 meses. 
Este estudio es considerado de referencia científica en los resultados de tratamiento del TDAH

Eugene Arnold, md., 
James m. Swanson, Phd, 
Lily Hechtman, md, 
Benedetto Vitiello, md, 
Brooke s.g. Molina, Phd, 
Peter Jensen, md, 
Stephen P. Hinshaw, Phd, 
TImothy Wigal, Phd, 



"Tomando en consideración los hallazgos del MtA, los resultados de otros estudios y el sentido común clínico, puede hacer lo siguiente:"



"Debido a que los efectos secundarios [incluso perdida de altura a largo plazo] parecen estar relacionados con la dosis, añadir terapia conductual que permita reducir la dosis de la medicación también puede reducir los efectos secundarios y mejorar el funcionamiento diario en áreas tales como las destrezas sociales y la ejecución académica"

“Tomarse unas vacaciones de la medicación” podría ayudar a probar si la medicación es necesaria todavía y podría ayudar a reducir cualquier rezago en el crecimiento. La medicación debe continuarse siempre y cuando los beneficios sobrepasen los riesgos. Con el tiempo, muchos niños del MtA mostraron mejoras en los síntomas, a pesar de haber dejado de usar la medicación."

"En la mayoría de los casos, la medicación debe considerarse sólo como parte de un plan de tratamiento abarcador."

"La medicación puede proveer beneficios relativos (al compararse con otros tratamientos), pero no puede sustituir la enseñanza y supervisión adecuadas, y el apoyo que proveen los padres y los maestros para mantener la motivación". 

"Es posible que la terapia conductual, con o sin medicación, 
tenga un efecto protector contra el uso temprano de sustancias, pero existen dudas de si la medicación imparte protección o riesgo con relación al uso de sustancias."

Mi hij@ tiene TDAH y yo también

Debido al componente genético asociado al trastorno, es relativamente frecuente que padres de niños con TDAH, padezcan ellos mismos un TDAH. Estos casos generan situaciones especiales y ambivalentes, comparadas con las de otros padres, ya que, por un lado pueden entender mejor lo que les ocurre a sus hijos, pero al mismo tiempo pueden sentir mermadas sus capacidades precisamente por padecer el trastorno.
Por supuesto las indicaciones para ellos serán las mismas que para los demás, lo que ocurre es que algunas de ellas les resultarán más fáciles de aplicar y otras más difíciles que a los demás, en especial por la impulsividad, la baja tolerancia a la frustración y posiblemente la más baja autoestima que puede haber ido minando la confianza en sí mismos.
La toma de conciencia acerca de su propio padecimiento del trastorno les permitirá entender más fácilmente que su hijo no es “malo” ni se comporta a veces de forma inadecuada porque le apetezca.
Él o ella, mejor que nadie, sabrán que no pueden evitar algunas conductas perturbadoras, que las críticas de los demás les irán minando la moral y les harán sentir mal, aunque a veces no lo parezca, y que alabar lo que hacen bien tiene un efecto mucho mayor que estar continuamente recordándoles lo que hacen mal (como hace casi todo el mundo a su alrededor).
Igualmente, comprenderán mejor la necesidad de estructurarles las tareas, de darles una referencia temporal cada poco tiempo, de establecer con ellos unas normas claras, de mirarles a la cara cuando se les habla, etc. (ver sección de recomendaciones para padres).
Sin embargo, no es menos cierto que, precisamente por padecer ellos el trastorno, se encontrarán con algunas dificultades que no aparecerán en otros padres. Esto es especialmente cierto si además no existe la conciencia por parte del padre de padecer un TDAH. En los adultos, los síntomas característicos también serán la inatención, la impulsividad y la hiperactividad (por ese orden de predominancia). Y esos síntomas se traducirán en mayores dificultades para organizar la vida familiar, algo que no beneficia a los niños hiperactivos.
Es posible que, al ser menos cuidadosos que la mayoría de las personas de su edad, les puedan pasar desapercibidos algunos síntomas de sus hijos que les permitirían identificar el trastorno. Al presentar una alta impulsividad, su tolerancia a la frustración puede ser menor y tener más dificultades para mostrarse pacientes con ellos. Su propia inquietud puede “contagiarse” a sus hijos, que se acostumbrarán a un nivel de actividad mayor de la que existe en las casas de sus amigos. Es posible además, que la relación entre dos seres tan impulsivos no sea fácil porque puede que se digan cosas que ofenden al otro o se tengan detalles que enfadan u olvidos “imperdonables”.
Por todo ello, es importante que un padre que sospeche que pueda padecer un TDAH consulte con un psicólogo especialista para ir adquiriendo una mayor conciencia acerca del trabajo individual que puede llevar a cabo para contribuir a la salud de su hijo y mejorar la relación entre ambos. En estos casos son especialmente importantes la psicoeducación y el “coaching”.
Diez consejos útiles para lidiar con esta situación tan especial pueden ser:
1.    Contar hasta diez antes de reaccionar a las conductas perturbadoras de sus hijos
2.    Delegar en su pareja la organización de la vida familiar (rutinas, secuenciación) y permitirle a su pareja que medie en la relación con los hijos
3.    Compartir actividades lúdicas de disfrute mutuo como deporte, excursiones, etc., ya que, van a tener aficiones y sensaciones comunes
4.    Esforzarse por trabajar con sus hijos en equipo para superar esas situaciones difíciles que él ya conoce por experiencia
5.    Tratar de reforzar la autoestima de su hijo con aquellas estrategias que funcionaron con él
6.    Retirarse del escenario en situaciones en las que vea que va a perder los papeles
7.    Pedir ayuda antes de que ocurra algo de lo que luego pueda arrepentirse
8.    Tratar de distanciarse emocionalmente de situaciones que le produzcan especial sufrimiento porque le recuerden a situaciones ya vividas
9.    Hablarle a su hijo de la experiencia propia
10. Reforzar que igual que a pesar de las dificultades que él mismo pasó, ha conseguido formar una familia maravillosa como la que todos juntos forman


Por diagnóstico y tratamiento para adultos, niños y adolescentes esperamos tu contacto.